Filosofía Bíblica de Ministerio
Introducción
En una era caracterizada por el relativismo moral, la secularización y los rápidos avances tecnológicos, la iglesia está llamada a ser un testimonio vivo de la verdad inmutable de Dios (1 Timoteo 3:15). Esto implica que enfrentemos estos retos con humildad y valentía, confiando en la guía del Espíritu Santo y el poder del evangelio para transformar corazones y sociedades (Hechos 1:8).
Preambulo
La filosofía de ministerio de una iglesia no es simplemente una colección de prácticas y programas; es el reflejo de una comprensión de la Palabra de Dios y de su propósito para la iglesia en el mundo. En un contexto donde la iglesia se enfrenta a desafíos culturales y doctrinales sin precedentes, es esencial que nuestra filosofía de ministerio esté firmemente arraigada en las Escrituras, las cuales nos proporcionan dirección clara y principios inmutables.
El propósito de este apartado es presentar una filosofía de ministerio que no solo articule una visión bíblica clara del propósito de la iglesia, sino que también provea una guía práctica para la implementación de estos principios en los diversos ministerios dentro de nuestra amada Iglesia Palabra Fiel. Esta filosofía se fundamenta en las Escrituras, la autoridad suprema y suficiente para toda doctrina y práctica (2 Timoteo 3:16-17). Desde la Gran Comisión que nos llama a hacer discípulos de todas las naciones (Mateo 28:19-20), hasta la misión de equipar a los santos para la obra del ministerio y edificación del cuerpo de Cristo (Efesios 4:11-12), este apartado explorará las razones bíblicas esenciales que determinan el propósito de la iglesia y su ministerio.
En conclusión, este documento puede leerse como un apéndice de nuestra Declaración Doctrinal que delinea los puntos doctrinales principales que sustentan esta filosofía de ministerio. Esta Declaración Doctrinal no solo sirve como un marco de referencia teológico, sino también como un instrumento de unidad y claridad doctrinal para la iglesia. Invito al lector a adentrarse en esta exploración teológica y práctica, con la esperanza de que sea una herramienta valiosa para fortalecer y guiar el entendimiento de los ministerios que por gracia la Iglesia Evangélica Palabra Fiel pone en práctica en la proclamación del Evangelio y en la edificación del cuerpo de Cristo, para la gloria de Dios, puesto que “La doctrina y filosofía de un ministerio” establece la base sobre la cual se desarrolla y opera nuestra iglesia local.
Propósitos Fundamentales de la Iglesia
La Iglesia Evangélica Palabra Fiel, como institución divina, tiene un propósito claro y definido establecido por Dios en Su Palabra. Este propósito no es arbitrario ni sujeto a las preferencias humanas, sino que está arraigado en las Escrituras, que son la revelación autoritativa y suficiente de Dios (2 Timoteo 3:16-17). Para entender plenamente el propósito de la iglesia, debemos considerar varios aspectos clave revelados en la Biblia.
1.- La Gloria de Dios:
El propósito primario y último de la iglesia es glorificar a Dios. La gloria de Dios es el objetivo supremo de todas las cosas, y la iglesia, como cuerpo de Cristo, existe para reflejar y exaltar Su gloria. La Escritura nos enseña que toda la creación existe para la gloria de Dios (Salmo 19:1; Romanos 11:36), y la iglesia, como nueva creación en Cristo, tiene este mismo fin (Efesios 1:12). La iglesia glorifica a Dios a través de su adoración (Juan 4:23-24), su obediencia a la Palabra (Juan 15:8), y su vida en santidad (1 Pedro 1:15-16).
2.- La Edificación de los Santos:
Otro propósito fundamental de la Iglesia Evangélica Palabra Fiel es la edificación y el equipamiento de los santos para la obra del ministerio. La iglesia es descrita como un cuerpo que crece y se edifica en amor (Efesios 4:15-16). Los líderes de la iglesia, como pastores y maestros, son dados por Cristo para equipar a los santos, con el fin de que todos los miembros del cuerpo de Cristo puedan alcanzar la madurez y la unidad en la fe (Efesios 4:11-13). Este proceso de edificación implica enseñar la sana doctrina (Tito 2:1), exhortar y corregir en amor (2 Timoteo 4:2), y promover el crecimiento espiritual y moral de cada miembro (Colosenses 1:28).
3.- La Proclamación del Evangelio:
La misión evangelística de la iglesia es central a su propósito. Cristo comisionó a sus discípulos a ir y hacer discípulos de todas las naciones (Mateo 28:19-20). La proclamación del Evangelio es la tarea primordial de la iglesia, anunciando el mensaje de salvación a través de Jesucristo (Romanos 10:14-15). La iglesia es el instrumento que Dios ha escogido para llevar la luz del Evangelio al mundo, siendo testigo de Cristo hasta los confines de la tierra (Hechos 1:8). Esto implica tanto la predicación pública como el testimonio personal, llamando a los pecadores al arrepentimiento y la fe en Cristo (Marcos 1:15).
4.- La Comunión de los Creyentes:
La iglesia también existe para la comunión y el apoyo mutuo de los creyentes. En el Nuevo Testamento, vemos que los primeros cristianos perseveraban en la comunión unos con otros (Hechos 2:42). La iglesia es una familia espiritual donde se vive el amor fraternal (1 Juan 3:14), se lleva las cargas unos de otros (Gálatas 6:2), y se estimula al amor y a las buenas obras (Hebreos 10:24-25). Esta comunión no solo es un testimonio al mundo del amor de Dios (Juan 13:34-35), sino también un medio por el cual los creyentes son fortalecidos y animados en su caminar cristiano.
Pilares Fundamentales de la Iglesia
El propósito de la Iglesia Evangélica Palabra Fiel y sus ministerios deben estar fundamentados en principios bíblicos esenciales que son inmutables y universales. Estos principios, revelados en la Escritura, no solo guían la doctrina y la práctica de la iglesia, sino que también aseguran que el ministerio de la iglesia sea conforme a la voluntad de Dios. A continuación, se exponen los principios bíblicos esenciales que deben regir el propósito y la operación de cada uno de los ministerios de nuestra amada iglesia.
1.- La Autoridad de las Escrituras:
El principio fundamental que subyace a todos los demás es la autoridad de las Escrituras. La Biblia es la revelación infalible y suficiente de Dios para todas las áreas de la vida y el ministerio (2 Timoteo 3:16-17). La autoridad de la Biblia implica que todas las doctrinas, decisiones y prácticas de la iglesia deben ser evaluadas y conformadas a la Palabra de Dios. La iglesia debe proclamar y enseñar las Escrituras con fidelidad, reconociendo que en ellas se encuentra la verdad absoluta (Juan 17:17).
2.- Un Alto Concepto de Dios:
Nuestra visión de Dios debe ser elevada y digna de Su gloria. Reconocemos que Él es santo, justo, amoroso, y completamente soberano (Isaías 6:1-3; Salmo 145:3). Un alto concepto de Dios nos lleva a adorarlo con reverencia y asombro, recordándonos que somos criaturas dependientes de Su gracia (Salmo 96:9). La iglesia debe proclamar Su majestad, exaltando Su carácter y Sus atributos en todo lo que hacemos (Romanos 11:33-36).
Un bajo concepto de Dios puede llevarnos al pecado y a un ministerio superficial, pero una visión elevada de Su santidad y amor nos motiva a una vida de obediencia, adoración genuina y servicio fiel (Hebreos 12:28-29).
3.- La Centralidad de Cristo:
Cristo es el fundamento y la cabeza de la iglesia (Efesios 1:22-23; Colosenses 1:18). La iglesia existe para exaltar a Cristo y proclamar Su señorío. La predicación y la enseñanza deben centrarse en la persona y obra de Jesucristo, quien es el único camino de salvación (Juan 14:6; Hechos 4:12). Además, la vida de la iglesia debe reflejar el carácter de Cristo, manifestando amor, santidad y obediencia a Sus mandamientos (Juan 15:10-12).
4.- La Soberanía de Dios:
Este es un principio fundamental para nuestra iglesia puesto que reconoce que Él es el supremo gobernante del universo. Todo lo que ocurre está bajo Su control y dirección, y nada escapa a Su autoridad y propósito eterno (Salmo 103:19; Isaías 46:9-10). Él gobierna con sabiduría, justicia y amor, dirigiendo cada evento, desde lo más grande hasta lo más pequeño, conforme a Su voluntad perfecta y para Su gloria (Romanos 8:28; Efesios 1:11).
Como iglesia, confiamos plenamente en la soberanía de Dios en todos los aspectos de la vida y el ministerio. Esto nos lleva a:
- Descansar en Su plan perfecto: Aunque no siempre comprendamos Sus caminos, sabemos que Él obra todas las cosas para el bien de aquellos que le aman (Romanos 8:28). Esta verdad nos da confianza en medio de la incertidumbre y las pruebas.
- Orar con fe: Reconocemos que la oración no cambia la voluntad de Dios, pero es el medio por el cual Él obra en la vida de Su pueblo y en el mundo (Filipenses 4:6-7; Mateo 6:10).
- Proclamar Su soberanía: La iglesia está llamada a proclamar el señorío absoluto de Dios sobre todas las áreas de la vida, testificando que Él es el Creador, Sustentador y Redentor del mundo (Colosenses 1:16-17; Apocalipsis 4:11). La soberanía de Dios no solo se manifiesta en Su control sobre la creación, sino también en Su obra de redención, desde la elección de Su pueblo hasta la consumación final de Su propósito eterno (Efesios 1:4-5; Romanos 11:33-36). Este principio impulsa a la iglesia a depender completamente de Su poder y a someterse con humildad y gozo a Su voluntad en todas las cosas (Proverbios 19:21; Santiago 4:15).
La confianza en la soberanía de Dios nos motiva a vivir con gratitud, obediencia y esperanza, sabiendo que todo está en Sus manos. Esto nos asegura que, como iglesia, somos parte de Su plan eterno para glorificar Su nombre y cumplir Su propósito redentor en el mundo.
5.- La Santidad de la Iglesia:
La iglesia está llamada a ser santa, separada del pecado y dedicada a Dios (1 Pedro 1:15-16; 1 Corintios 1:2). Este principio implica tanto la pureza doctrinal como la pureza moral. La iglesia debe esforzarse por mantener una enseñanza pura, fiel a las Escrituras (Tito 2:1), y también debe cultivar una vida de santidad y obediencia entre sus miembros (Efesios 4:1-3). La disciplina eclesiástica, practicada en amor y conforme a la Escritura, es una parte esencial de mantener la santidad de la iglesia (Mateo 18:15-17).
6.- Liderazgo Bíblico
El liderazgo en la iglesia es una responsabilidad sagrada que debe reflejar el carácter y la enseñanza de Cristo. Los líderes deben ser hombres y mujeres de integridad, llamados por Dios, y comprometidos a vivir conforme a los estándares bíblicos (1 Timoteo 3:1-7; Tito 1:5-9). Afirmamos que Jesucristo es la cabeza suprema de la iglesia y el Pastor principal que gobierna, guía y edifica Su cuerpo (Colosenses 1:18; 1 Pedro 5:4). En Su sabiduría, ha delegado el liderazgo de las congregaciones locales a una pluralidad de ancianos, hombres piadosos que cumplen los requisitos establecidos en Su Palabra. Este modelo refleja el patrón bíblico de liderazgo en la iglesia primitiva, donde varios ancianos compartían la responsabilidad de cuidar, enseñar y dirigir la congregación (Hechos 14:23; Tito 1:5).
La iglesia local debe estar gobernada por una pluralidad de ancianos que trabajen juntos en unidad bajo la autoridad de Cristo. Estos hombres deben ser reconocidos por su carácter piadoso, conforme a los requisitos de 1 Timoteo 3:1-7 y Tito 1:5-9, y tener una sólida comprensión de las Escrituras para enseñar y defender la sana doctrina (Tito 1:9). La pluralidad de ancianos garantiza un liderazgo equilibrado y previene el abuso de autoridad, promoviendo la responsabilidad mutua entre los líderes (Proverbios 11:14; Hechos 20:28).
Los ancianos son comisionados a velar por la salud espiritual de la iglesia, ejerciendo su autoridad en amor, humildad y servicio (1 Pedro 5:2-3). Este liderazgo no es un derecho personal, sino un llamado divino que debe ser discernido y reconocido por la congregación, quienes también participan en el proceso de identificación y confirmación de nuevos ancianos (Hechos 6:3; 1 Timoteo 5:22).
El liderazgo bíblico implica, entre otras cosas:
- Servir con humildad y ejemplo: Como Cristo lavó los pies de Sus discípulos, los líderes deben guiar con un espíritu de servicio y no de dominio (Marcos 10:42-45; Juan 13:14-15).
- Instruir con fidelidad: Los líderes deben enseñar la Palabra de Dios con precisión y valentía, protegiendo a la iglesia de falsas doctrinas (2 Timoteo 2:15; Hechos 20:28).
- Equipar a los santos: El propósito del liderazgo es capacitar a la congregación para la obra del ministerio, promoviendo la madurez espiritual y la unidad del cuerpo de Cristo (Efesios 4:11-13).
- Dar cuentas a Dios: Los líderes deben vivir conscientes de que un día darán cuentas a Dios por la manera en que han cuidado de Su pueblo (Hebreos 13:17).
Una iglesia con líderes piadosos y humildes reflejará el carácter de Cristo y cumplirá con fidelidad su misión.
7.- La Comunión de los Creyentes:
La iglesia es una comunidad de creyentes unidos por la fe en Cristo y el Espíritu Santo (Hechos 2:42-47; Efesios 4:3-6). La comunión cristiana es esencial para el crecimiento espiritual y la edificación del cuerpo de Cristo. Los creyentes están llamados a amarse unos a otros (Juan 13:34-35), a llevar las cargas unos de otros (Gálatas 6:2) y a edificarse mutuamente en la fe (1 Tesalonicenses 5:11). Este principio requiere que la iglesia fomente relaciones genuinas y apoyo mutuo entre sus miembros de manera constante.
8.- La Misión Evangelística:
La iglesia tiene la responsabilidad de cumplir con la Gran Comisión, proclamando el evangelio y haciendo discípulos de todas las naciones (Mateo 28:18-20). Este mandato implica tanto el evangelismo local como global, y la plantación de iglesias. La misión evangelística de la iglesia es integral, abarcando la proclamación del mensaje de salvación, el bautismo y la enseñanza de los nuevos creyentes para obedecer todo lo que Cristo ha mandado (Hechos 1:8; 2 Timoteo 2:2). Ante los puntos anteriores podemos concluir que los principios bíblicos esenciales proporcionan una base sólida para el propósito y la operación de la iglesia. Al aplicar estos principios de manera práctica, la iglesia puede cumplir fielmente su llamado divino, glorificando a Dios, edificando a los santos, proclamando el evangelio y viviendo en comunión conforme a la voluntad de Dios revelada en Su Palabra.
Aplicación Práctica Ministerial
Para aplicar estos principios de manera práctica en los diversos ministerios de nuestra iglesia, es esencial que cada ministerio esté alineado con el propósito bíblico de la iglesia. A continuación, se presentan algunas formas de aplicar estos principios bíblicos en los contextos específicos de algunos ministerios como:
1.- Ministerio de Predicación y Enseñanza:
- Predicación Expositiva: La predicación debe ser expositiva, extrayendo y explicando el significado del texto bíblico en su contexto original y aplicándolo a la vida de los creyentes en la actualidad. Esto asegura que la congregación reciba la totalidad del consejo de Dios (Hechos 20:27). La predicación expositiva se centra en la fidelidad a la Palabra de Dios, permitiendo que el mensaje de las Escrituras dirija y transforme a la iglesia (2 Timoteo 4:2).
- Enseñanza Sistemática: La enseñanza sistemática de la doctrina bíblica debe ser una prioridad. Esto incluye cursos y estudios bíblicos que aborden temas teológicos como la Salvación, Vida cristiana y la Iglesia, etc. Esto asegura que los creyentes estén bien fundamentados en su fe en toda área (Tito 2:1).
- Formación de Lideres y Maestros: Capacitar a nuevos maestros y líderes para que sean capaces de enseñar con precisión y fidelidad la Palabra de Dios. Esto se basa en el principio de equipar a los santos para la obra del ministerio (Tito 1:5-9; 2 Timoteo 2:2; Efesios 4:11-12). A continuación, se detalle brevemente este proceso:
- Identificación: Evaluar las cualidades espirituales y el llamado al liderazgo en los miembros, siguiendo los principios de 1 Timoteo 3:1-7 y Tito 1:5-9.
- Capacitación: Proveer formación teológica sólida y habilidades prácticas de liderazgo mediante cursos, mentorías y programas de entrenamiento.
- Evaluación: Realizar revisiones periódicas del crecimiento espiritual y la eficacia ministerial de cada líder en desarrollo.
- Delegación: Incorporar a los líderes capacitados en roles de servicio activo dentro de los ministerios de la iglesia, asegurando su preparación para guiar con fidelidad y humildad (2 Timoteo 2:2; Efesios 4:11-12). Este enfoque asegura que la iglesia sea guiada por hombres y mujeres de carácter piadoso y compromiso doctrinal.
2.- Ministerio de Oración y adoración:
- Reuniones de Oración Congregacional: Establecer reuniones de oración regulares donde la iglesia se una para interceder por las necesidades de la comunidad, la nación y el mundo, reconociendo la soberanía de Dios en todas las cosas (Filipenses 4:6-7; 1 Timoteo 2:1-2).
- Grupos Pequeños de Oración: Fomentar grupos pequeños que se reúnan para orar, deseando que más allá de que sea una “actividad” de la iglesia, que sea algo a la misma vez intencional como natural para los miembros de la congregación. Todo esto con la finalidad de compartir y apoyarse mutuamente en una comunión basadas en el perfecto vinculo de la paz (Efesios 4:1-3). Estos grupos ayudan a crear una cultura de dependencia en Dios y fortalecen la comunión entre los creyentes (Mateo 18:19-20; Santiago 5:16).
- Capacitación en Oración: Ofrecer talleres y seminarios sobre cómo orar eficazmente, basados en modelos bíblicos de oración como el Padre Nuestro (Mateo 6:9-13) y las oraciones de Pablo (Efesios 1:16-19).
- Adoración Cristocéntrica: Diseñar los servicios de adoración para exaltar a Cristo, asegurando que cada elemento (música, oraciones, lectura bíblica) sea bíblicamente fundamentado y reverente (Juan 4:23-24; Salmo 95:6).
- Ministerio de Adoración Musical: La adoración debe ser centrada en Dios, reverente y bíblicamente basada. La música, las oraciones y todos los elementos de los servicios de adoración deben glorificar a Dios y edificar a los creyentes. La adoración debe ser una expresión de amor y reverencia hacia Dios, reconociendo Su grandeza y majestad (Salmo 95:6) Motivo por lo que se ha de fomentar que quienes dirigen esta área, sean miembros ejemplares que no antepongan sus gustos y egos personales ante la gloria de Dios ni las preferencias eclesiales dictaminadas por la Palabra de Dios.
3.- Ministerio de Discipulado:
- Programas de Discipulado: Implementar programas de discipulado que incluyan mentores y discípulos, con el objetivo de ayudar a los nuevos creyentes a crecer en su fe y santidad. Promoviendo las disciplinas espirituales y las prácticas como la lectura de la Biblia, la oración, el ayuno y la meditación para cultivar una relación más profunda con Dios (1 Timoteo 4:7-8). Este proceso nos impulsa a obedecer todo lo que Cristo ha mandado (Mateo 28:19-20; 2 Timoteo 2:2).
- Formación Espiritual: Desarrollar recursos y actividades que promuevan la formación espiritual, tales como retiros, conferencias y talleres que aborden temas como la oración, el estudio bíblico y la vida devocional (1 Timoteo 4:7-8; Colosenses 3:16).
- Acompañamiento Personal: Establecer relaciones de acompañamiento espiritual donde los creyentes más maduros guíen a los nuevos en su caminar con Cristo, imitando el modelo de Pablo y Timoteo (Filipenses 2:22; 1 Corintios 4:17).
- Fomentar la Vida Devocional Personal: La formación espiritual comienza con una vida devocional personal sólida. Por ello, ofrecemos recursos y talleres para enseñar a los creyentes cómo orar, estudiar las Escrituras y aplicar la verdad bíblica en sus vidas diarias (Salmo 119:105; Colosenses 3:16). Adicionalmente, promovemos la práctica de disciplinas espirituales como la meditación bíblica, el ayuno y la confesión, con el objetivo de cultivar una relación más profunda con Dios (1 Timoteo 4:7-8). La iglesia también organiza retiros espirituales y días de reflexión para facilitar tiempos de renovación espiritual y comunión con el Señor.
4.- Ministerio de Cuidado Pastoral:
- Consejería bíblica: Una de las funciones que han de cumplir el liderazgo de una congregación es la de velar por la iglesia no solo como un todo, sino también uno a uno, esto para animarlos, advertirles de eventuales peligros y/o ejecutar corrección amorosa a aquellos miembros de la congregación necesiten. Este cuidado se aplica ofreciendo consejería bíblica para ser aplicada en cada caso de cada hermano con necesidad específicas. Esto implica que los ancianos de una iglesia Realicen visitas pastorales y mantengan contacto regular con los miembros para animarlos, exhortarlos y consolarlos en momentos de necesidad (1 Tesalonicenses 5:14).
- Restauración Espiritual: Practicar la disciplina eclesiástica en amor, buscando siempre la restauración y reconciliación de los creyentes (Mateo 18:15-17; Hebreos 12:11).
5.- Ministerio Evangelístico y Misiones:
- Evangelismo Local: Organizar eventos y programas de evangelismo que capaciten a los miembros de la iglesia para compartir el evangelio en su comunidad. Esto puede incluir campañas evangelísticas, estudios bíblicos en hogares y alcance comunitario (Mateo 28:19-20; Hechos 1:8).
- Misiones Globales: Fomentar una visión global del evangelio apoyando y enviando misioneros afines con la visión doctrinal a otras culturas y naciones. La iglesia debe orar y contribuir económicamente para el avance del evangelio en todo el mundo (Romanos 10:14-15; Mateo 24:14).
- Formación en Evangelismo Personal: Proveer capacitación regular en evangelismo personal, ayudando a los creyentes a estar preparados para dar razón de la esperanza que hay en ellos, con mansedumbre y reverencia (1 Pedro 3:15).
6.- Ministerio de Comunión y Servicio:
La iglesia es una familia espiritual diseñada por Dios para que los creyentes compartan la vida, fomenten relaciones genuinas y sirvan juntos en amor y unidad. Como cuerpo de Cristo, los miembros están llamados a edificarse mutuamente, llevándose las cargas unos a otros y animándose en la fe (Efesios 4:1-3; Gálatas 6:2). Este ministerio refleja el mandamiento de Cristo de amarse unos a otros, mostrando así al mundo que somos Sus discípulos (Juan 13:34-35). Nuestra congregación busca en consecuencia:
- Fomentar la Comunión Cristiana: Establecer eventos regulares donde los miembros puedan fortalecer sus relaciones en un ambiente de apoyo mutuo (Hechos 2:42-47; Efesios 4:3-6).
- Ministerios de Servicio: Organizar oportunidades para que los creyentes sirvan a la iglesia (y, eventualmente a la comunidad), reflejando el amor de Cristo de manera práctica (Gálatas 6:10; 1 Pedro 4:10-11).
Conclusión
En un mundo en constante cambio y lleno de desafíos culturales y doctrinales, donde nada parece claro, donde la verdad es nublosa y el relativismo y las preferencias personales reinan y conviven solo cuando se camina ciego, es crucial que la iglesia siga siendo la columna y sostén de la verdad (1Timoteo 3:15).
Para esto, es vital que la iglesia mantenga una filosofía de ministerio arraigada en la inmutable Palabra de Dios. Al desarrollar y aplicar una filosofía de ministerio basada en principios bíblicos sólidos, la iglesia puede cumplir fielmente su llamado, reflejando la gloria de Dios y extendiendo su reino.
Una doctrina clara y bien definida no solo fortalece la fe de la congregación, sino que también proporciona una guía segura y práctica para todas las áreas del ministerio, asegurando que la iglesia camine en obediencia y fidelidad a su Señor (Efesios 4:11-16).
Que todo lo que hagamos sea para la gloria de Dios y el crecimiento de su iglesia, edificada sobre el fundamento inquebrantable de su Palabra (1 Corintios 10:31; Mateo 16:18). Una filosofía de ministerio bíblicamente fundamentada asegura que la iglesia cumpla con su propósito de glorificar a Dios, edificar a los creyentes y evangelizar a los no creyentes. Al aplicar estos principios en cada ministerio, la iglesia puede reflejar fielmente el carácter de Dios y cumplir con Su mandato en el mundo.
Palabras Finales
Como Iglesia Evangélica Palabra Fiel, presentamos esta Filosofía General de Ministerio no como un logro humano ni como una declaración cerrada, sino como una expresión humilde de nuestro compromiso de glorificar a Dios y servir a Su iglesia. Reconocemos nuestras limitaciones como seres humanos, pero descansamos en la fidelidad de Aquel que comenzó en nosotros la buena obra y promete llevarla a cabo hasta el día de Jesucristo (Filipenses 1:6; 2 Corintios 12:9).
Este documento no pretende ser un fin en sí mismo, sino una herramienta para orientar nuestra visión y práctica hacia Cristo, quien es la cabeza de la iglesia y el autor y consumador de nuestra fe (Hebreos 12:2). Es nuestra oración que esta Filosofía de Ministerio inspire a nuestra congregación a vivir conforme a la Palabra de Dios, buscando honrarle en todo lo que hacemos y proclamando Su evangelio con fidelidad y valentía (Colosenses 3:17; Mateo 28:18-20).
Esta Filosofía no es únicamente para los líderes de la iglesia, sino para cada miembro del cuerpo de Cristo. Creemos que Dios ha dotado a todos los creyentes con dones espirituales para la edificación mutua y el cumplimiento de Su misión (1 Corintios 12:4-7). Por tanto, invitamos a cada persona en nuestra congregación a participar activamente en los ministerios de la iglesia, ya sea sirviendo, discipulando, evangelizando o apoyando en oración. Juntos, como un cuerpo unido, podemos reflejar el carácter de Cristo y cumplir con el propósito que Él tiene para Su iglesia (Romanos 12:4-5). Confiamos en que Dios seguirá usando a Su pueblo para extender Su reino, y animamos a todos los miembros a buscar formas de contribuir según los dones y talentos que han recibido (1 Pedro 4:10-11).
Que esta filosofía sea un recordatorio constante de nuestra misión como iglesia: glorificar a Dios, edificar a los creyentes, extender el evangelio y reflejar el amor de Cristo en cada aspecto de nuestras vidas. Mientras aguardamos con esperanza Su regreso glorioso, deseamos permanecer firmes y unidos en el servicio a Su reino, apoyándonos unos a otros con amor, gracia y humildad (1 Corintios 15:58; Hebreos 10:24-25).
Tal como ya mencionamos, somos conscientes de nuestras imperfecciones, pero confiamos plenamente en el poder del Espíritu Santo para guiarnos, transformarnos y sostenernos en este caminar. Por ello, nos esforzamos no en nuestras propias fuerzas, sino en la gracia y el poder que Dios provee, para ser una iglesia que refleje Su carácter y cumpla Su propósito eterno (2 Pedro 1:3-4; Filipenses 2:13).
Con gratitud dedicamos este documento a nuestra congregación y a quienes buscan conocer a Dios. Oramos para que sirva como guía práctica y testimonio de nuestro amor por Él, y una invitación para que otros encuentren en Cristo salvación y vida eterna (2 Pedro 1:3-4).
A Él, quien es digno de toda gloria, honor y alabanza, entregamos nuestra labor, nuestra fe y nuestro servicio. Que Su nombre sea exaltado en todo, y que Su iglesia avance victoriosa según Su perfecta voluntad.
¡A Él sea la gloria por siempre! Amén.
Con amor y gratitud en Cristo,
Pedrezuela, Madrid, España